Esta
cárcel se ubica entre la estación Molinos y el portal Usme. Allí, en la mitad
de estos dos puntos, se encuentra una pequeña escuela primaria, conformada por
3 edificios de un solo piso cada uno. Detrás de esta se ubica La Picota,
rodeada por unos pastales muy amplios, que están cercados y electrificados; en
la periferia del instituto penitenciario se ubican las torres de vigilancia.
¿CÓMO INGRESAR A LA
CÁRCEL?
Acceder
allí se puede realizar de dos maneras, según convenga. La entrada norte lleva
al pabellón de los presos políticos y de grupos armados. Por la entrada sur uno
se dirige al pabellón de alta seguridad, que es más moderno, pero igualmente
pequeño. El ingreso por las dos entradas es diferente, aunque los dos caminos
terminan cruzándose, pues llevan hacia el mismo lugar y juntos tienen una serie
de rejas, que se convierten en puestos de control donde se revisa qué van a
ingresar las mujeres, o se les sella el brazo para saber el orden de llegada.
Por
la entrada norte hay unas casetas ubicadas sobre la Av. Caracas, más o menos
son 5 cubos de lata, grandes, donde se ofrecen diferentes productos entre ellos
el retiro de los taches de metal de las prendas de vestir, pues el lector de
metales de las entradas de los pabellones no deja ingresar ningún elementos (ni
siquiera las copas de los brasieres) que tengan el mínimo contenido de metal.
Muchas de ellas tapan los taches con cinta de enmascarar blanca, pero en ocasiones
esta artimaña falla.
También
se ofrece el servicio de guarda ropa/objetos para quienes han traído más cosas
de las que debían, pues muchas mujeres se arreglan antes de ingresar a la
cárcel para verse más bellas. Esto consiste en alisarse el pelo con planchas y
secadores, además de realizar algunos peinados para quedar relucientes. Llevan
ropa de cambio, y algo de comer mientras se abren las puertas de los pabellones
a las 8 am.
¿PRESERVATIVO, PARA MÍ?
Los
líderes y lideresas de la Alianza VIH Bogotá, comenzaron a repartir
preservativos en las dos filas realizadas para el ingreso de las visitantes;
allí se entrevieron diferentes reacciones en torno a lo que significa para
ellas un condón:
- Las mujeres reciben los preservativos
para entregárselos a sus hijos, para que no dejen embarazadas a las chinas. Ellas de alegran porque hablan
de este tema con sus hijos de una manera abierta, aunque nunca, según ellas, referencian en sus conversaciones el tema del
VIH.
- Las mujeres que se creen mayores,
aunque físicamente son esbeltas, bellas, con algunas líneas de expresión que
dibujan su sabiduría, expresan que ellas están
fuera de juego, que ya no tienen actividad sexual y que por ello no aceptan
los preservativos. Cuando se les indica que ellas pueden obsequiárselos a hijos
e hijas, nietos y nietas, y así contribuir a la cultura de responsabilidad
social de sus familiares y/o allegados, asienten con la cabeza y sonríen pues
comprenden el bien que pueden llegar a hacer.
- Otras mujeres, más liberales, piden
dos o tres tiras de preservativos adicionales. Según ellas, unas son para
usarlas dentro de la cárcel con sus maridos, u hombres a quienes les juraron
amor; las tiras restantes son para protegerse
por ahí cuando algún galán les tire
el ala a estas bellas mujeres. Aunque aquí no se pretende cuestionar
moralmente la actitud libertaria de aquellas visitantes, sí se reconoce su conciencia
de responsabilidad, para entender que cada acto sexual debe ser una acción
segura.
- Algunas señoras expresaban con
agradecimiento el ofrecimiento de los preservativos pues cuentan ellas: Una aquí escucha muchas cosas, por lo menos,
el caso de una muchacha que venía confiada aquí a la visita conyugal, porque estaba
su marido. Ella muy juiciosa venía y se acostaba con él. Un día estaba muy pero
muy maluca, y cuando le hicieron unos exámenes resultó que tenía VIH. Eso le
pasó por confiada. Pues resulta que ella no era la única mujer que venía a
visitar a su marido, y ella inocente, sin saber eso. ¡Qué tristeza!
Infortunadamente,
entre las mujeres visitantes en este día domingo, aún se referencia el
preservativo como un método netamente anticonceptivo, sin verle también como la
respuesta a la prevención de muchas infecciones de transmisión sexual, como el
VIH. Sin embargo, en términos generales la jornada de entrega de preservativos
tuvo muy buena acogida entre estas mujeres que todos los domingos y lunes viven
toda una odisea por ingresar a visitar los seres a quienes ellas aman.
*
Las cursivas son testimonios tomados de las mujeres visitantes.
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